Bueno... hoy fue un día demasiado raro; bueno, no raro, ¿de mala suerte?, a decir verdad, tampoco fue tan mala suerte... Esto... bueno, aquí les dejo esta pequeña historia n.n
Era un lindo y nublado día de abril, y bueno, era...
Fernanda y Alondra habían quedado de verse en el centro de la ciudad para ir arreglar algo de unas playeras para la escuela. Alondra estaba apurando a Fernanda para que se fuera rápido porque ella iría con su familia.
Llegaron al punto donde habían acordado y Alondra se había tardado un poco más de tiempo.
-¡Llegué!- gritó Alo haciendo movimientos con las manos para que Fernanda la viera.
-¡Al fin!- dijo Fer mientras rodaba los ojos.
-No tengo saldo, me tardé porque antes ya había ido a otros dos lugares- explicaba Alo algo agitada.
-¡No te pases!- le soltó Fer enojada.
Alo sólo sonrió como disculpándose.
-No tengo feria, vamos por un frappé para ya ir a Camicette- dijo Alo mientras caminaba hacía la cafetería.
Fer se topó con un viejo amigo que la entretuvo mientras Alondra se impacientaba porque ya era tarde y Camicette no estaría abierto todo el día, además, necesitaban "feriar" su billete.
Ya en la cafetería pidieron una "Soda Italiana" pero el dependiente dijo que no tenía agua mineral y que iría por ella a un Oxxo cercano; mientras tanto se quedaron esperando. Cuando por fin llegó el muchacho Alo fue a pagar pero no tenían cambio (algo malo ya que ella lo que quería era cambio", le pidió dinero a Fer se pusieron a hablar un rato sobre los diseños que tendrían que llevar las playeras, pero Fer no había traído los diseños correctos.
-Había publicado los dibujos en el grupo- dijo Alo molesta.
-¡Ay!, no importa, sólo los vamos a enseñar para que nos digan el precio- dijo Fer con una sonrisa tonta.
-¡Ay!, en ese caso hubieras traído un crucigrama cualquiera si sólo íbamos a enseñar los diseños, ¡si por eso te tardaste tanto!- dijo Alo más molesta.
-Ay, pues si verdad-
-¡Agh Fernanda! ¡Te odio!, ¡Te odio con odio jarocho!, ¿sabes cuál odio es ese?- le gritó molesta.
-Un odio muy profundo...- dijo Fer todavía con su sonrisa tonta.
-¡AGH! ¡Te odio con odio jarocho!-
Después de eso, Fer y Alo tomaron un taxi y se dirigieron a Camicette, en el taxi se iban riendo de cualquier tontería, riéndose de todo.
En el local, la dependiente les había explicado todos los costos para mandar hacer las playeras y todo; después se pusieron de acuerdo para comentárselo a sus compañeros e ir después para ya ordenar todo.
Se fueron caminando (varias cuadras) hasta por la catedral y en el camino entraron a una papelería a conseguir "feria"; compraron un plumín igual de caro que 11 plumas común y corrientes y unos chicles, (cabe destacar que los chicles son parte importante de la historia). Caminaron un buen rato riéndose de todo hasta llegar a un oxxo; Alo tenía pensado poner saldo pero en la entrada del oxxo había un vago con un cigarro abriendo la puerta y Fer la miedosa no quiso que entraran a ese oxxo. Siguieron caminando mientras Fer insistía en que tomaran un taxi y Alo negaba todas las veces que era mencionado el tema. Pasaron por el Hotel Gobernador y por Soriana Centro, ahí Alo se encontró a una vieja amiga pero siguieron su camino; mientras seguían caminando, Alondra por fin cedió a las suplicas de Fernanda de tomar un taxi, sin embargo, justo cuando Alo estaba buscando su dinero, se dio cuenta de que no estaba, ¡lo había tirado en alguna parte!, intentó buscarlo en todas partes, le preguntó a Fer que si ella no lo traía pero nada, recordó por cada lugar donde pasaron intentando identificar el lugar donde había dejado el dinero, pero no se pudo acordar inmediatamente. Caminaban mientras el perfecto cielo nublado de hace a penas unas horas había desaparecido y en su lugar había un sol quemante y Alo es algo delicada al sol. Alondra se preguntaba ¿dónde estaba la nube negra con el rayito en su cabeza simbolizando su mala suerte?, quizá eso mínimo le daría sombra.
Siguieron su camino, pero esta vez, Alo traía una cara de desesperación total, de frustración y miedo. Estaba desesperada porque el dinero que había perdido era "mucho", porque era todo el dinero que le quedaba hasta que terminara el mes y porque su madre la regañaría muy, muy feo cuando se enterara.
Siguieron caminando hacía la Catedral donde se supone que se encontraba la madre de Alo, pero a cada paso se desesperaba cada vez más y sentía cada vez más miedo, Fer y ella bromeaban ocasionalmente a medida que avanzaban por el camino, pero Alo no estaba de un humor completo.
Llegaron a la Catedral donde había muchos, muchos vendedores y personas por ser día festivo; eso a Alondra le molestaba demasiado y muy estresada por lo que había sucedido. Había un grupo de personas controlando la entrada y la salida de los fieles de la Catedral, eso a Alo no le importó y entró por donde le dio su regalada gana mientras Fer sorprendida la seguía intentando calmarla.
-¿Qué te pasa?, por ahí no se podía pasar- le dijo Fer a Alo cuando la alcanzó.
-No me importa, yo entro por donde quiero- se defendió Alondra.
No tenía crédito en el teléfono y no encontraba a su madre por ningún lado, lo que la llevó a una gran desesperación. Fer seguía a su lado y le sugirió que le marcara a su madre de su teléfono celular. Alo enseguida marcó esperando escuchar la voz de su madre.
-¿Qué pasó?- decía su madre cuando al fin había atendido el teléfono.
-¿Dónde estás?- casi gritaba Alondra.
-En la casa, ¿por qué?- decía su madre del otro lado de la línea.
-¿En la casa?-
Fer no podía contener la risa, porque era gracioso que a su amiga la abandonaran a su suerte en el centro, no eran niñas pequeñas pero Alondra en ese momento lo parecía, asustada como un pequeño corderito frente a un lobo. (Saludos a Cordero... ¡Beeeh!)
Alondra colgó aliviada y a la vez un poco enojada porque no era la primera vez que su madre la abandonaba a su suerte en algún sitio ,sí, se notaba que era la consentida de la familia.
-¿Y ahora qué hacemos si no tenemos dinero ni nada?, ¿me vas a acompañar a mi casa?- decía Fer un poco desesperada.
-¡No sé!, mi mama ya está en la casa y no es la primera vez que me abandona a mi suerte en algún lugar- dijo Alondra con cara de "moriré"
Rápido intentaron tomar decisiones, que si se iban en camión, pero ninguna traía credencial y el dinero que tenían sólo alcanzaba para una, o que si pedía dinero, pero al final optaron por irse en taxi y en la casa de Fer lo pagarían.
Caminaron hasta el paseo de "Las Alamedas" y en el camino se encontraron con las grabaciones de una película en la cual seguramente saldrán de extras (¡Qué suerte!) y siguieron hasta la plazuela. Fueron a la fila de taxis y tomaron uno, un señor agradable y "confiable" según Fernanda.
Cuando se subieron al taxi, a penas habían volteado en una esquina cuando el conductor abrió la puerta y la cerró, ambas pensaron que quizá había dejado la puerta abierta y la había cerrado como cualquier persona normal lo haría, pero no, a los pocos segundos el auto se detuvo.
-Muchachas, no me había fijado pero se pinchó una llanta- dijo el taxista.
No habían entendido qué significaba eso, si se tendrían que esperar o si tendrían que irse, o pero aún, ¡si tenían que pagar los seis pesos que para ellas en ese momento era una fortuna! El taxista las miró con una cara de "ya bájense" y se bajaron. Tardaron unos cuantos minutos en elegir otro taxi "confiable" según Fernanda, cuando al fin encontraron un taxi manejado por una mujer. Se subieron y todas bien felices pensando que su racha de mala suerte había terminado por hoy.
Por el camino hacía la casa de Fer se iban riendo de todas sus desgracias mientras comían chicles, estaba saciando sus penas con la caja de chicles que habían comprado en la papelería. Después de las correctísimas instrucciones que Fer le daba a la taxista, por fin llegaron a casa y por primera vez desde toda la tarde, se sintieron aliviadas. Fer fue por el dinero a su casa dejando a Alo "empeñada" con la taxista, llegó Fer con el dinero y Alo lo primero que hizo entrando a la casa, fue tirarse al piso lamentándose por su mala suerte.
Al final bebieron café riéndose de sus desgracias pero llegando a la conclusión de que habían pasado una tarde agradable y que lo mejor que le había pasado en el día a Alo, fue encontrar en la puerta de la habitación de su amiga, la letra de una canción de su banda favorita.
Basada en hechos reales (-8
nunca pense que tuvieras tan mala suerte s:
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