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domingo, 28 de abril de 2013

"¡Qué bellas son las perlas!"

A
quí una pequeña reflexión.

¡Qué bellas son las perlas!

Aún así... sabemos que las perlas son producto del dolor...
Toda perla es la consecuencia de una ostra que ha sido herida por un pequeño grano de arena que ha entrado en su interior. Una ostra que no ha sido herida, no puede producir perlas.
En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia llamada "nácar", y cuando un grano de arena penetra en la ostra, ésta lo recubre con capas de nácar para protegerse y así evitar que el grano siga lastimando a la ostra. Como resultado, se va formando una hermosa y brillante perla.
¿Te has sentido herido por las palabras y/o actitudes de alguien?
¿Has sido acusado de cosas que nunca has dicho?
¿Todas tus ideas han sido rechazadas y ridiculizadas?
¿Te han culpado de cosas que jamás has hecho?
¿Tu actitud frente a algunas situaciones se malinterpreta?
¿Te han ofendido alguna vez?
¿Has sufrido alguna vez los golpes de la indiferencia?
¿Te han herido precisamente aquellas personas que menos esperabas?
¿No te valoran como realmente lo mereces?
¿Te han tratado como basura sin alguna explicación?
Entonces, perdona y haz de tu herida una perla. Cubre tus heridas con varias capas de amor como la ostra cubre el grano con nácar. Recuerda que cuánto más cubierta esté tu herida, menos dolor sentirás. Por el contrario, si no la cubres con amor, esa herida permanecerá abierta, te dolerá más y más cada día que pase, se infectará con el resentimiento y la amargura, y peor aún, nunca cicatrizará, sólo se irá abriendo cada vez más.
En nuestra sociedad podremos ver muchas "ostras vacías" no porque no hayan sido heridas, sino porque no supieron perdonar y prefirieron quedarse con esa herida eterna, no supieron comprender y transformar ese dolor en una bella perla.
Y recuerda...
"Una perla es... una herida sanada por el amor".


¿Les gustó?, está corta pero espero y les deje algo:3

martes, 23 de abril de 2013

"Las Mis..."

Bueno... hoy fue un día demasiado raro; bueno, no raro, ¿de mala suerte?, a decir verdad, tampoco fue tan mala suerte... Esto...  bueno, aquí les dejo esta pequeña historia n.n

Era un lindo y nublado día de abril, y bueno, era...
Fernanda y Alondra habían quedado de verse en el centro de la ciudad para ir arreglar algo de unas playeras para la escuela. Alondra estaba apurando a Fernanda para que se fuera rápido porque ella iría con su familia.
Llegaron al punto donde habían acordado y Alondra se había tardado un poco más de tiempo.
-¡Llegué!- gritó Alo haciendo movimientos con las manos para que Fernanda la viera.
-¡Al fin!- dijo Fer mientras rodaba los ojos.
-No tengo saldo, me tardé porque antes ya había ido a otros dos lugares- explicaba Alo algo agitada.
-¡No te pases!- le soltó Fer enojada.
Alo sólo sonrió como disculpándose.
-No tengo feria, vamos por un frappé para ya ir a Camicette- dijo Alo mientras caminaba hacía la cafetería.
Fer se topó con un viejo amigo que la entretuvo mientras Alondra se impacientaba porque ya era tarde y Camicette no estaría abierto todo el día, además, necesitaban "feriar" su billete.
Ya en la cafetería pidieron una "Soda Italiana" pero el dependiente dijo que no tenía agua mineral y que iría por ella a un Oxxo cercano; mientras tanto se quedaron esperando. Cuando por fin llegó el muchacho Alo fue a pagar pero no tenían cambio (algo malo ya que ella lo que quería era cambio", le pidió dinero a Fer se pusieron a hablar un rato sobre los diseños que tendrían que llevar las playeras, pero Fer no había traído los diseños correctos.
-Había publicado los dibujos en el grupo- dijo Alo molesta.
-¡Ay!, no importa, sólo los vamos a enseñar para que nos digan el precio- dijo Fer con una sonrisa tonta.
-¡Ay!, en ese caso hubieras traído un crucigrama cualquiera si sólo íbamos a enseñar los diseños, ¡si por eso te tardaste tanto!- dijo Alo más molesta.
-Ay, pues si verdad-
-¡Agh Fernanda! ¡Te odio!, ¡Te odio con odio jarocho!, ¿sabes cuál odio es ese?- le gritó molesta.
-Un odio muy profundo...- dijo Fer todavía con su sonrisa tonta.
-¡AGH! ¡Te odio con odio jarocho!-
Después de eso, Fer y Alo tomaron un taxi y se dirigieron a Camicette, en el taxi se iban riendo de cualquier tontería, riéndose de todo.
En el local, la dependiente les había explicado todos los costos para mandar hacer las playeras y todo; después se pusieron de acuerdo para comentárselo a sus compañeros e ir después para ya ordenar todo.
Se fueron caminando (varias cuadras) hasta por la catedral y en el camino entraron a una papelería a conseguir "feria"; compraron un plumín igual de caro que 11 plumas común y corrientes y unos chicles, (cabe destacar que los chicles son parte importante de la historia). Caminaron un buen rato riéndose de todo hasta llegar a un oxxo; Alo tenía pensado poner saldo pero en la entrada del oxxo había un vago con un cigarro abriendo la puerta y Fer la miedosa no quiso que entraran a ese oxxo. Siguieron caminando mientras Fer insistía en que tomaran un taxi y Alo negaba todas las veces que era mencionado el tema. Pasaron por el Hotel Gobernador y por Soriana Centro, ahí Alo se encontró a una vieja amiga pero siguieron su camino; mientras seguían caminando, Alondra por fin cedió a las suplicas de Fernanda de tomar un taxi, sin embargo, justo cuando Alo estaba buscando su dinero, se dio cuenta de que no estaba, ¡lo había tirado en alguna parte!, intentó buscarlo en todas partes, le preguntó a Fer que si ella no lo traía pero nada, recordó por cada lugar donde pasaron intentando identificar el lugar donde había dejado el dinero, pero no se pudo acordar inmediatamente. Caminaban mientras el perfecto cielo nublado de hace a penas unas horas había desaparecido y en su lugar había un sol quemante y Alo es algo delicada al sol. Alondra se preguntaba ¿dónde estaba la nube negra con el rayito en su cabeza simbolizando su mala suerte?, quizá eso mínimo le daría sombra.
Siguieron su camino, pero esta vez, Alo traía una cara de desesperación total, de frustración y miedo. Estaba desesperada porque el dinero que había perdido era "mucho", porque era todo el dinero que le quedaba hasta que terminara el mes y porque su madre la regañaría muy, muy feo cuando se enterara.
Siguieron caminando hacía la Catedral donde se supone que se encontraba la madre de Alo, pero a cada paso se desesperaba cada vez más y sentía cada vez más miedo, Fer y ella bromeaban ocasionalmente a medida que avanzaban por el camino, pero Alo no estaba de un humor completo.
Llegaron a la Catedral donde había muchos, muchos vendedores y personas por ser día festivo; eso a Alondra le molestaba demasiado y muy estresada por lo que había sucedido. Había un grupo de personas controlando la entrada y la salida de los fieles de la Catedral, eso a Alo no le importó y entró por donde le dio su regalada gana mientras Fer sorprendida la seguía intentando calmarla.
-¿Qué te pasa?, por ahí no se podía pasar- le dijo Fer a Alo cuando la alcanzó.
-No me importa, yo entro por donde quiero- se defendió Alondra.
No tenía crédito en el teléfono y no encontraba a su madre por ningún lado, lo que la llevó a una gran desesperación. Fer seguía a su lado y le sugirió que le marcara a su madre de su teléfono celular. Alo enseguida marcó esperando escuchar la voz de su madre.
-¿Qué pasó?- decía su madre cuando al fin había atendido el teléfono.
-¿Dónde estás?- casi gritaba Alondra.
-En la casa, ¿por qué?- decía su madre del otro lado de la línea.
-¿En la casa?-
Fer no podía contener la risa, porque era gracioso que a su amiga la abandonaran a su suerte en el centro, no eran niñas pequeñas pero Alondra en ese momento lo parecía, asustada como un pequeño corderito frente a un lobo. (Saludos a Cordero... ¡Beeeh!)
Alondra colgó aliviada y a la vez un poco enojada porque no era la primera vez que su madre la abandonaba a su suerte en algún sitio ,sí, se notaba que era la consentida de la familia.
-¿Y ahora qué hacemos si no tenemos dinero ni nada?, ¿me vas a acompañar a mi casa?- decía Fer un poco desesperada.
-¡No sé!, mi mama ya está en la casa y no es la primera vez que me abandona a mi suerte en algún lugar- dijo Alondra con cara de "moriré"
Rápido intentaron tomar decisiones, que si se iban en camión, pero ninguna traía credencial y el dinero que tenían sólo alcanzaba para una, o que si pedía dinero, pero al final optaron por irse en taxi y en la casa de Fer lo pagarían.
Caminaron hasta el paseo de "Las Alamedas" y en el camino se encontraron con las grabaciones de una película en la cual seguramente saldrán de extras (¡Qué suerte!) y siguieron hasta la plazuela. Fueron a la fila de taxis y tomaron uno, un señor agradable y "confiable" según Fernanda.
Cuando se subieron al taxi, a penas habían volteado en una esquina cuando el conductor abrió la puerta y la cerró, ambas pensaron que quizá había dejado la puerta abierta y la había cerrado como cualquier persona normal lo haría, pero no, a los pocos segundos el auto se detuvo.
-Muchachas, no me había fijado pero se pinchó una llanta- dijo el taxista.
No habían entendido qué significaba eso, si se tendrían que esperar o si tendrían que irse, o pero aún, ¡si tenían que pagar los seis pesos que para ellas en ese momento era una fortuna! El taxista las miró con una cara de "ya bájense" y se bajaron. Tardaron unos cuantos minutos en elegir otro taxi "confiable" según Fernanda, cuando al fin encontraron un taxi manejado por una mujer. Se subieron y todas bien felices pensando que su racha de mala suerte había terminado por hoy.
Por el camino hacía la casa de Fer se iban riendo de todas sus desgracias mientras comían chicles, estaba saciando sus penas con la caja de chicles que habían comprado en la papelería. Después de las correctísimas instrucciones que Fer le daba a la taxista, por fin llegaron a casa y por primera vez desde toda la tarde, se sintieron aliviadas. Fer fue por el dinero a su casa dejando a Alo "empeñada" con la taxista, llegó Fer con el dinero y Alo lo primero que hizo entrando a la casa, fue tirarse al piso lamentándose por su mala suerte.
Al final bebieron café riéndose de sus desgracias pero llegando a la conclusión de que habían pasado una tarde agradable y que lo mejor que le había pasado en el día a Alo, fue encontrar en la puerta de la habitación de su amiga, la letra de una canción de su banda favorita.

Basada en hechos reales (-8

viernes, 12 de abril de 2013

"Maps."

Hola; hoy me inspiré un poco mientras hacía un examen de matemática (nunca me puedo concentrar, así que me pongo a pensar en otras cosas xD) Y pues... esto es lo que salió.


Muchas veces dicen que “Amor de Lejos. Amor de Pen…” bueno, ustedes sabrán, y de eso va esta historia. (…dejos)
Hace algún tiempo, en la bellísima ciudad de cielo gris, México, D. F., bueno, no es la ciudad más romántica del mundo pero aquí comienza la historia. 
Sofía está de viaje con su familia. Sofía y su prima van a curiosear por la zona rosa y en la estación se encuentran con un muchacho de muy bien parecer, el muchacho también va a la zona rosa así que las acompaña.
—¿Y cómo te llamas? — preguntó Sofía un poco tímida.
—Oh, me llamo David, ¿y tú? — le contestó David.
—Sofía—
El camino fue rápido y los tres chicos se divirtieron toda la tarde por la zona rosa, mientras la prima de Sofía socializaba con sus amigos, ella y David platicaban y se conocían un poco más.
—¿Y por dónde vives? — preguntó David para intentar romper el hielo.
—Oh, bueno… vivo en Tijuana, B. C., pero estoy de vacaciones por aquí, es algo lejos —
—Vaya… sí que es algo lejos… y bueno, realmente estaremos más lejos terminando las vacaciones — contestó David un poco triste.
—¿A qué te refieres? — le preguntó algo incrédula Sofía.
—Después de vacaciones me mudo a Mérida, estaríamos algo así como de orilla a orilla, y a mí no me gustaría dejar esto como “una aventura de vacaciones” —
—Bueno… —
Sofía no había pensado que eso sólo sería algo de vacaciones, David le había agradado mucho, mucho…
Sofía se quedó callada un momento pensando y David la interrumpió.
—¿Me pasas tu teléfono?, tenemos que seguir hablándonos, mañana quiero invitarte a comer a un restaurant muy bueno. — 
Y así quedó la cosa. David y Sofía se siguieron viendo el resto de las vacaciones, pronto comenzaron una relación y cuando se habían terminado las vacaciones Sofía había pensado en terminarla porque la distancia era mucha pero David le había insistido que no se preocupara, que ellos se seguirían hablando y mandando mensajes como siempre, que a pesar de todo, ellos estarían juntos porque sentían amor, amor puro, y el amor puro puede contra todo, puede contra el tiempo, la distancia y las suegras.
Sofía volvió a Tijuana y David se mudó a Mérida, la distancia era mucha pero hablaban todos, todos los días, se quedaban hasta altas horas de la noche, y después que los regañaran y colgaran, seguían enviándose mensajes de texto, se enviaban fotos diciéndose lo mucho que se querían, se enviaban regalos por correo y tenían planes de verse algún día, preferentemente en las vacaciones de invierno; acordaban puntos medios, sitios donde se podrían encontrar, lugares a donde se podrían escapar, decían que se verían en el D. F., otras veces David decía que iría hasta Tijuana para ver a su amada Sofía.
Sofía era muy bonita y con un lindo y largo cabello color chocolate, ojos color chocolate y era un poco bajita y menuda, pero muy tierna; David era alto con un cabello corto color castaño oscuro, ojos color miel y una sonrisa Colgate, un muchacho de muy buen parecer.
Pasaban los días y mientras Sofía se enamoraba cada día más de David, éste le llamaba cada vez menos y le contestaba muy tarde los mensajes. Sofía pensaba que quizá tendría una mala racha en la escuela y estaría dedicado a estudiar todo lo que pudiera para no reprobar y cumplir las vacaciones que tanto habían soñado juntos.
Había pasado una semana y a Sofía le había llegado un paquete de David, era un lindo collar y una foto de él con un cartel diciendo “Lo Siento”, Sofía sabía que se disculpaba por la poca atención que le estaba dando, pero el esfuerzo y la dedicación del regalo lo había compensado todo.
Sofía estaba convencida de que esta sería la ocasión especial… convenció a su madre de ir en vacaciones a Mérida, hizo todo lo que pudo, prometió que lo compensaría con cualquier cosa, rogó, se arrastró, imploró hasta que pudo convencer a su madre de ir a Mérida por las vacaciones; el precio, que ella usara todos sus ahorros para el viaje y su madre pondría lo demás.
Sofía y su madre vivían solas, su padre se había divorciado de su madre hace algunos ayeres. Su padre tenía un buen trabajo y le daban un buen monto al mes a Sofía, su madre también tenía un buen trabajo y no eran del todo “clase media” pero tenían que pagar un precio por sus “caprichos”, así que un viaje a Mérida no era tanto sacrificio para su madre, pero Sofía tenía que aprender a luchar por lo que quería.
Sofía estaba preparando la sorpresa para David, no le había mencionado nada del viaje para sorprenderlo, para devolverle el regalo que le dio, pero un regalo potenciado.
Pronto se llegaron las vacaciones de diciembre y como David no había podido arreglar un viaje a Tijuana o mínimo al D.F, se había quedado en Mérida a pasar las vacaciones.
Sofía estaba llegando al hotel cuando le dijo a su madre que se daría una vuelta por la ciudad, que no tardaría mucho.
Cuando Sofía llegó al centro de la ciudad decidió que era tiempo de darle la sorpresa a David y le marcó… espero unos cuantos timbres y David por fin contestó.
—Sofía, ¿qué pasa? — le contestó no muy emocionado.
—¡David!, ¡te tengo una gran sorpresa! — a Sofía le brotaba la emoción y el entusiasmo hasta por las orejas.
—¿Ah sí?, ¿qué clase de sorpresa? — le preguntó David.
—¡Estoy en Mérida! — casi gritó Sofía al teléfono.
David no respondió, y Sofía pensó que a lo mejor había sido una emoción muy fuerte y una gran sorpresa que lo había dejado sin palabras.
— Bueno… ¿y qué plan tenemos?, ¿a dónde vamos?... estoy por aquí en el cen… — Sofía no terminó cuando David la interrumpió.
—No puedo — le soltó David en seco.
—¿Cómo que no puedes?, ¿tienes algo que hacer? — le preguntó Sofía algo desilusionada.
—No… bueno, sí… lo que pasa es que… ya tengo planes con mi novia —
Dicho eso David colgó el teléfono y Sofía se quedó con cara de estupefacción.
Regresó al hotel aun no creyéndose lo que David le había dicho y su madre le preguntó que qué ocurría pero esta sólo se encerró en su habitación y ahí pasó el resto de la tarde y toda la noche.
Cuando despertó, Sofía estaba asimilando los hechos de la tarde pasada. Sofía llegó a la conclusión de que toda la culpa la había tenido ella, porque no había sido lo suficientemente interesante o lo suficientemente buena para David, lo que lo había orillado a buscarse otra chica. Se estuvo buena parte de la mañana tratando de pensar una manera para recuperarlo, tratando de pensar una manera para que no la dejara, para tener otra oportunidad con él y esta vez no desperdiciarla, y esta vez contestarle más rápido o no llamarlo todo el día, hacer todo lo posible para visitarlo más seguido, hacer todo lo posible para que él no la dejara. Ella lo amaba y haría todo lo que estuviera en sus manos para recuperarlo.
Esa tarde salió hacía el centro y no sabía muy bien qué hacer, pero haría lo posible para encontrar a David ya que él no le contestaba ni las llamadas ni los mensajes, tal vez no tenía saldo y por eso no podía atender, pero ella sabía que en cuanto lo viera, haría todo lo posible por recuperarlo, por volver a estar con él, si es que se podría decir así.
Caminó unos momentos por el centro hasta que vio en una parada lejana a un muchacho muy parecido a David, se acercó y notó que era él.
—¡David! — gritó Sofía.
David no dijo nada, sólo se quedó parado muy serio mientras esperaba el bus.
—¡David!, estoy aquí por ti — dijo Sofía algo agitada por la carrera que había echado.
—Sofía… tengo novia… ya no puedo seguir contigo… — dijo David muy serio.
—Pero… ella no te ama como yo te amo — las lágrimas querían brotar de los ojos de Sofía y su rostro se había encendido, pero estaba decidida a no perder a David.
—Sofía… — alcanzó a decir David.
Como en toda parada de bus, había unos mapas de la república y otros de la ciudad. Sofía se acercó a uno de ellos y comenzó a señalar algo y a rayar un mapa de la república con un rotulador rojo.
—Tú y yo debemos de estar juntos… por algo nos conocimos. Además, no estamos tan lejos, no es tanta distancia, mi ciudad… tú ciudad… podemos contra eso… esto es sólo una de las tantas dificultades que enfrentaremos — decía Sofía.
Pero en cuanto Sofía se volteó para ver lo que David tenía que decir, pero en cuanto volteó, notó que ya no estaba… no sabía cuándo o en qué punto de su conversación lo había hecho, pero sabía que se había marchado, Sofía sabía que no se lo había imaginado para nada, pero ahora se encontraba ahí, con un mapa rayado y en una parada de autobús vacía. Sofía rompió a llorar mientras se sentaba en la banca, todos sus esfuerzos habían sido en vano y había gastado sus ahorros en unas vacaciones que habían resultado desastrosas. Sofía pudo notar una pulsera en la banca con un pequeño mensajito que decía “Lo siento”, fue ahí cuando Sofía se dio cuenta que eso se había terminado mucho antes de empezar.
Que el amor no lo puede todo, o que quizá a ella no le había tocado vivir el amor. Que en los mapas la distancia parece poca, pero en la vida real es demasiada y un gran impedimento. Que había desperdiciado tiempo y dinero valioso todo por creer en los estúpidos mapas.